domingo, 24 de marzo de 2019

El porqué de las canchas

La Razón (Edición Impresa) / Miguel A. Leytón *
22:15 / 23 de marzo de 2019
Canchas!… ¿Por qué un presidente de Estado tomaría la decisión de construirlas? Por una política de Estado en favor de la salud y educación; o tal vez, como algunos opinan, por ineficiencia en el uso de los recursos públicos o un simple despilfarro de dinero.  La opinión pública habla sobre el tema y hasta varios editoriales han sido escritos al respecto, afirmando que el Mandatario se preocupa más por construir canchas antes que hospitales. Pero ¿cuán profunda, objetiva y conocedora de la verdadera idiosincrasia de nuestros pueblos son estas opiniones?
Como un ejemplo del “responsable manejo de la información”, los medios y las críticas no tardaron en hacer escarnio cuando el Jefe del Estado inauguró un coliseo en Bermejo que costó Bs 3,3 millones. Afirmaron que “Evo entrega coliseo en crisis de agua”, haciendo referencia a los más de 40° que soporta la región y a los constantes cortes de agua.
Incluso en 2006 una periodista se animó a preguntarle a Morales el porqué se inaugura un polideportivo en un pueblo que carece de agua potable, alcantarillado y sus calles no están pavimentadas. A lo que el Presidente respondió que entregar un campo deportivo es como entregar un hospital, ya que el deporte es salud. Además, aseguró que nunca ha impuesto programas, ya que el pueblo decide qué es prioritario en su comunidad.
¿Pero por qué una comunidad priorizaría campos deportivos antes que hospitales y otros proyectos? Sencillamente porque para ellos es vital… En esas infraestructuras se toman las más importantes decisiones de sus comunidades. Esas canchas son el alma mater del desarrollo de su municipio.
Cada centro deportivo no solo es utilizado para organizar campeonatos de fútbol o conciertos, como ocurre en las urbes. En aquellos espacios se debate y decide el futuro de sus pueblos en numerosos cabildos. Es ahí donde la comunidad comparte y estrecha vínculos. Es el lugar donde los jóvenes reciben su diploma de bachiller. Y, por supuesto, también los utilizan para practicar deportes. Esa es la idiosincrasia que aún no comprendemos, o tal vez no queremos comprender y respetar.
¿Pero por qué se construyen en poblaciones dónde no hay alcantarillado ni sistemas de agua potable? El Gobierno no es el único responsable, ¿dónde están sus autoridades municipales y entidades que no cooperan? Qué lejos estamos de conocernos entre bolivianos y qué alejados de la realidad están algunos medios y líderes de opinión, sin una crítica que construya y sin el conocimiento veraz de los hechos y actores a los que involucran en sus notas y opiniones.
* trabaja en La Razón

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